En nuestra sociedad actual, más aún en una sociedad como la española, hemos crecido acostumbrados a la existencia de un código ético considerablemente influenciado por la religión mayoritaria. Antes de que pudiésemos plantearnos el por qué de esta influencia, ya habíamos sido educados en «lo bueno y lo malo», «lo correcto y lo incorrecto»; y estos principios han marcado los límites del código moral individual (o grupal) que iríamos desarrollando más tarde.
Para algunas personas esto es una lacra, contra la que más tarde querrán «luchar». A otras, este código ético les ayuda a navegar la, muchas veces frustrante, ambigüedad de la moral individual.
De un modo u otro, tendemos a dar por hecho que la existencia de un código ético es una condición sine qua non de cualquier corriente espiritual, religión, o culto. Esperamos, ávidamente, que esa corriente prescriba qué debemos hacer, y qué es «bueno» o «malo», en mayo o menor grado. Y, normalmente (e irónicamente), utilizamos esa serie de preceptos para determinar si la religión es «buena» o «mala».
La Wicca no ha sido excepción a esta expectativa y, con el paso del tiempo, se han ido creando «kits básicos» de principios o códigos éticos asociados con ella; así como interpretaciones de estos. Desde los infames «Trece principios» del «Consejo de las Brujas Americanas 1975», hasta la Rede Wicca, o la «Ley de Tres». Ríos de tinta, tanto literales como virtuales, han corrido en un intento de lidiar con la ambigüedad ante la innata expectativa de este código.
Y aún y todo, existe suficiente ambigüedad como para que, con relativa frecuencia, surjan preguntas sobre «¿Cómo ve la Wicca A o B?», que normalmente tienden a cubrir aspectos sobre los que las religiones mayoritarias han prescrito marcos y reglas éticas.
Más aún, cuando hablamos de la Brujería Gardneriana, no todo es lo que parece; y la moral, adopta un mayor papel que la ética.
El Arte de los Sabios
La traducción anglosajona de la palabra brujería, «witchcraft», es a menudo descompuesta en la traducción de «El Arte de los Sabios». Esto, unido al énfasis en lo experiencial y lo mistérico, nos provee el primer marco de referencia en lo que respecta al acercamiento del culto a la ética.
Ya hemos hablado en numerosas ocasiones de que el Arte Gardneriano no es una «religión revelada». Si la naturaleza de lo divino, u otros principios religiosos, no son prescritos o revelados, la «ética» no es excepción.
La Wicca Gardneriana ponen un especial énfasis en la experiencia del individuo, así como su crecimiento. Las prácticas, experiencia y herramientas que uno adquiere, son tanto un medio de celebración y regocijo espiritual, como un medio para la destilación del individuo y su crecimiento individual constante.
¿Qué papel juega esto en el campo de la ética?
De la misma manera que la tradición guía al brujo o bruja en el desarrollo de su habilidad para trabajar magia y ejercer maestría en los ritos (o incluso, con el tiempo, guiar a otros en ese mismo sendero), también lo hace en lo que respecta a la sabiduría que es necesario para practicar esas Artes.
La responsabilidad, el criterio, la capacidad de discernir; son sólo algunas de las cualidades que se espera que los miembros del Sacerdocio de los Wica perfeccionen a través de la práctica y la experiencia, así como las enseñanzas o entendimientos que permeen de esa práctica.
Se espera, por tanto, que un miembro del culto que es capaz de navegar con sabiduría la ambigüedad de la práctica de la brujería, sea también capaz de navegar la ambigüedad de la moralidad, con ayuda de las normas de la sociedad en la que vive y la educación que ha recibido, y complementando estas con su propio, y entrenado, juicio.
Lo anterior puede resultar algo general, ¿qué hay de todos estos principios éticos que plagan la red?
Adentrémonos algo más…
Cuando el sabio apunta al cielo…
Los «Trece Principios» del «Consejo de las Brujas Americanas de 1974» fue diseñado como un intento de «paliar» esta presunta «carencia» de un código ético, como otros muchos intentos. Para aquello entonces, ya se había cumplido un cuarto de siglo desde que el primer coven Gardneriano estuviese entrase en funcionamiento. En resumidas cuentas, ese texto no tiene mayor autoridad que un grupo YouTubers practicantes de brujería juntándose hoy en día a establecer otra serie de principios.
Por suerte o desgracia, ha sido republicado constantemente en cada libro de wicca moderna; de modo que es suele incluirse en la gran mayoría de explicaciones modernas.
Otro texto muy común es el «Rede of the Wiccae», de aproximadamente la misma época (1974), aunque en formato más poético. (Aunque no extremadamente relevante a la práctica Gardneriana, me veo en la obligación de enlazar aquí el excelente trabajo que hizo Vaelia comentándola).
El nombre del anterior nos lleva a un punto que sí se ha debatido ad nauseam: la famosa «Rede Wicca»; o «Haz lo que quieras, mientras a nadie dañes».
Esa simple frase, ha generado más debates, frustración, y asunciones, que probablemente el resto de bibliografía de los pioneros de la Wicca combinada. El motivo principal (y casi único) es el aspecto de «no dañar a nadie» de esta «Rede» (consejo), que para algunos parece implícitamente señalar con carácter «inocente» en las prácticas de brujería del Culto de las Brujas de Gardner y, para otros, genera frustración, no siendo capaces de «casar» esa realidad con su día a día; un espacio/realidad en el que, lamentablemente, dañamos a personas constantemente, intencionada o accidentalmente.
Como apuntaba en el párrafo anterior, la rede es un consejo, un principio. La Rede Wicca no es, en absoluto, indicadora o descriptiva (y mucho menos prescriptiva) de las decisiones que el Sacerdocio de los Wica vaya a tomar. Tampoco es, como muchos apuntan, un límite al abanico, o la aplicación, de sus habilidades.
Sí, los miembros del Sacerdocio de los Wica están versados en la ejecución de maldiciones; de la misma forma que un quiropráctico puede sanar tu brazo con la misma habilidad que puede romperlo.
¿Dónde queda entonces la línea entre lo bueno y lo malo?
En el «sabio», como mencionábamos inicialmente.
Lamentablemente la «moda» de lo «oscuro» en los últimos años, ha reducido la figura del quiropráctico que se enfoca principalmente en curar brazos, en algo «inocente».
Siempre me ha gustado refirme a esto con la afirmación de que «La Wicca tiene una moralidad positiva».
Eso no quiere decir que no trabajemos y amaestremos nuestros demonios, o que no tengamos que sufrir penas, como todo el mundo. Quiere decir que, si se nos da la opción, escogeremos lo positivo y constructivo; lo fluido frente aquello que está estancado.
Lo más curioso de lo anterior es que el debate sobre la Rede siempre se ha enfocado en la segunda parte; la parte fácil.
La parte realmente dura, es hacer lo que queremos, lo que realmente queremos.
A muchos puede resultarles gracioso, porque los primeros pensamientos que vienen a nuestra cabeza son: «no ir al trabajo mañana», «quedarme tirado en el sofá», «ir a la playa todos los días» …pero ¿y después? ¿Qué es lo que realmente queremos (y aquí viene la complicación), y qué estamos dispuestos a sacrificar por ello? ¿Cuán duro estamos dispuestos a perseguirlo?
Si nos acercamos a la Rede por este aspecto, más que enfocarnos en la necesidad de perseguir lo que queremos sin hacerlo «a toda costa», nos invita a reflexionar sobre lo que realmente deseamos en esta vida, y más allá a «mantener puros nuestros ideales más altos», a «luchar siempre por ellos», a «no dejar que nada ni nadie pare o nos aparte de ellos».
La Ley de Tres
Sobre esta, os cuento un secreto: ni siquiera los iniciados, comentándolo entre nosotros, éramos capaces de trazar al origen del concepto de la «Ley de Tres», creo recordar que el Libro Completo de la Brujería de Raymon Buckland es una de las primeras menciones. La propia Doreen Valiente era bastante escéptica al respecto, como revelaba en esta entrevista.
La inspiración que llevaría esta «ley» parece ser un híbrido entre el principio del karma, y una parte de uno de los rituales que Gardner si escribió en su libro de ficción «High Magics’ Aid».
Sin embargo, en el libro, como bien han apuntado en otros artículos de blog algunos iniciados anglosajones, la bruja en dicha historia es instruida en que «debe de devolver todo aquello que reciba por triplicado», con énfasis en lo «bueno». De este modo, la bruja se convierte en agente de esta «triplicidad», no «El Universo»; porque todos sabemos que, en este mundo, no siempre recogemos lo que sembramos, ¡y mucho menos por triplicado!
De modo que, no, la «ley de tres» no es algo inherente a la práctica del Culto de las Brujas de Gardner.
Siempre hay una excepción a la regla
Hay dos excepciones a lo anterior que vienen a mi mente: el pago por iniciación, y la iniciación de menores.
Podríamos argumentar que esos también son los suficientemente obvios como para que confiar en el criterio del brujo en cuestión. Sin embargo, su importancia y ramificaciones son lo suficientemente delicadas, como para no que la comunidad de iniciados no se pronuncie de forma unánime al respecto.
El motivo no es tanto que no se confíe en el criterio del Sacerdocio de los Wica, sino el de empoderar de forma pública a los buscadores a que rechacen grupo que entren dentro de este comportamiento. Porque, lamentablemente, aunque generalmente podemos confiar en la integridad de nuestro Sacerdocio, no podemos hacerlo con cualquier individuo que intente hacerse pasar por miembro.
Los motivos de que no se permita la iniciación de menores de edad son obvios: la educación religiosa corresponde a los padres, la práctica de brujería requiere que la persona haya madurado y haya sido educada para tener un criterio propio informado, y la presencia de desnudez y erotismo en los ritos (por consensuado que sea) no es apropiada. Por suerte, las normas de nuestra sociedad también apoyan estos principios.
El pago por la iniciación es más controvertido o, más bien, criticado de forma externa. Pero se basa en el simple principio de que no podemos cobrar por algo que se nos ha ofrecido de forma gratuita, que no tiene valor, y que no nos pertenece.
La «la brújula moral» del individuo
Lo anterior pretende aclarar algunas de las «preguntas frecuentes» en lo que respecta al posicionamiento de la Wicca Gardneriana en lo que respecta a aspectos éticos; o la carencia de posicionamiento.
Mi acercamiento personal, que puede verse plasmado más arriba, es el del enfoque en el refinamiento del juicio moral de cada individuo.
La gran mayoría de la sociedad actual, en países democráticos, abandera principios que, junto a la educación que recibimos, y la información accesible, deberían de ser herramientas más que suficientes para que cualquier individuo pueda confiar en su sistema moral.
Por supuesto, siempre hay espacio para más.
La brujería es un sendero transformador. Un sendero en el que destilamos los aspectos del yo, refinándolos, y penetramos en los principios de aquello que nos rodea. De este constante y arduo proceso de destilación, surge el néctar de la sabiduría (aunque surja en gotitas).